lunes, 18 de abril de 2011

CRITICA de ¨A sala llena¨

Dijo Agustina Salvador; ¨A sala llena¨:

La casita de los viejos
Dirección: Sergio Bermejo. Autoría: Mauricio Kartun. Asistencia de dirección: Silvina Spatzill. Escenografía: Javier Batalla. Musicalización: Daniela Domínguez, Erika Mendoza.Intérpretes: Sergio Bermejo, Martín Fonseca, Gustavo Fracchia, Alejandra Maiolatesi, Iris Recarte, Giuliana Regazzoni, María Eugenia Sirri, Silvina Spatzill. Prensa: G.T.T.

- ¿A qué viniste?
- No sé, no lo puedo evitar
Es cierto. La casita de los viejos es un viaje a la memoria, un viaje nostálgico; una búsqueda tan eterna como fugaz, recurrente, utópica y a la vez necesaria. La casita de los viejos es el inclemente apremio de encontrarnos, no como somos, sino como fuimos, mucho antes del implacable paso del tiempo. Es una peregrinación onírica a nuestro propio ser, a nuestros sueños y a nuestras pesadillas.
La casita de los viejos se convierte entonces en una vorágine, vorágine que nos arrastra con la fuerza que reside en una puesta en escena impecable, compacta y articulada, y en un elenco magistralmente dirigido. Las actuaciones –cada una de ellas- logran esa precisa contundencia, en una obra en la que el diálogo lo es todo, en la que cada movimiento corporal cuenta, cada mirada asoma un pedazo de significación al relato y un poco más de profundidad al mensaje.
Y estamos sumidos en la historia. No hay nada que nos expulse de esa casita que se presenta como una promesa, pero también como un purgatorio extraño, lleno de pecados inevitables y tercos recuerdos. Rubén vuelve compulsivamente a la casa de su infancia, vuelve a quien era, antes de ser quien es. Pero nada es tan hermoso cuando los ojos que lo miran ya no corresponden a ese tiempo, ni a ese lugar, ni siquiera a ese cuerpo. Entonces se pone en funcionamiento una síntesis dramática de múltiples temas subyacentes; la conflictiva condición humana, las relaciones filiales, la contemplación del pasado, los fracasos, los miedos y por qué no, la difícil tarea de expresar el amor.
De pronto, los personajes que se exhiben delante de nuestros ojos, son tan parecidos a los de nuestra propia infancia que nos asustan, nos emocionan, nos evocan momentos lejanos y cercanos a la vez, porque lo que somos no es otra cosa que una acumulación de nosotros, de distintas épocas, de distintos mundos.
Tomar una de las obras icónicas del emblemático Mauricio Kartun es un arma de doble filo. Es la seguridad de un texto redondo y profundo, y es el desafío de llevar a escena ese mensaje que se deshace en miles de hilos y se vuelve a armar en una madeja perfecta frente a los ojos y oídos del espectador. Sergio Bermejo sale completamente airoso de esa tarea y conjuga en su puesta en escena todos los costados dramáticos de una historia compleja con la capacidad de lograr esa empatía en el espectador. Es un trabajo de ingeniería soberbiamente logrado, desde la excelente selección del elenco, la dirección de actores, la música y la iluminación.
La casita de los viejos fusiona un anhelo que es individual y a la vez universal. Una nostalgia viva. Positiva. Un deseo primario. Casi existencial. Y lleva al espectador de la mano hacia un sueño que ese eterno Ulises convoca a revisitar. Ácida, vehemente y certera, una obra clave para quien quiere encontrarse, o simplemente, seguir buscándose.

3 comentarios:

  1. Es una crítica muy hermosa! Es un laburo maravilloso que se hizo todo a pulmón. Cada vez que la veo no puedo evitar emocionarme...
    Chapeau Grupo Teatral Tedrys..

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  2. Tuve la oportunidad de ver la obra, la crítica describe exactamente lo que yo sentí y viví ese día: recuerdos, nostalgias, el pensar sobre uno mismo. Preciosa escritura, y genial la obra! Gracias!

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  3. "...una obra clave para quien quiere encontrarse, o simplemente, seguir buscándose."
    Es increíble la sensación que causa ver La casita de los viejos. Yo también tuve la oportunidad de poder ver la obra, y la crítica me llevó a pensar en mi misma, en mis recuerdos, en mis rencores, en los olvidos...
    A simple vista se logra ver el esfuerzo, la perseverancia, el amor al teatro, la garra y las ganas de seguir creciendo, la dedicación, las emociones, y muchos sentimientos más, que se lograron para realizar esta maravillosa obra de Kartun. Desde mi humilde punto de vista, está demás felicitarlos a todos por el hermoso trabajo que han hecho y demostrado con el corazón. Realmente felicitaciones.
    Al salir de la sala, y ver mi piel de gallina, fue algo bastante emocionante para mi...

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