lunes, 16 de mayo de 2011

GACETILLA


GRUPO TEATRAL TEDRYS
Temporada 2011
Presenta:

¨LA CASITA DE LOS VIEJOS¨
de M. Kartun

Y Rubén vuelve,
como una noria incesante vuelve a su pasado, a su infancia,
a su relación con los padres, a su barrio.
Y se encontrará con todos los demás ¨Rubencitos¨ que volvieron
y retornarán a buscar los motivos de sus errores futuros.


Elenco:


Gustavo Fracchia......(Rubén)
Sergio Bermejo......(Padre)
Alejandra Maiolatesi......(Madre)
Iris Recarte......(Doña Rosa)
Giuliana Regazzoni......(Porota)
Martín Fonseca......(Rubencíto)
María Eugenia Sirri......(Pocha)
Silvina Spatzill......(Doña Rosa)

Asistente de Dirección: Silvina Spatzill
Musicalización: Erika Mendoza/Daniela Dominguez
Escenografía: Javier Batalla
Vestuario: Imi Aveiro Buratti
Diseño gráfico: Alejandra Maiolatesi

DIRECCIÓN: 
SERGIO BERMEJO

HISTORIAL DE FUNCIONES:
Abril: Teatro Liberarte (Av. Corrientes 1555)
Mayo y Junio: Teatro LaMueca (Av. Córdoba 5300)




domingo, 15 de mayo de 2011

SÍNTESIS ARGUMENTAL

Con “La casita de los viejos” nos internamos en la mente y el alma de Rubén, un hombre común, sexagenario, de sueños incumplidos. Un hombre gris que vuelve a su niñez cada vez que entiende que ha cometido un error en su presente.
En este tránsito se encontrará con quienes han sido arquitectos de su vida: Rosa, una vecina metiche, quien juntos a sus dos hijas, Porota y Pocha le remarcan casi obsesivamente, sus límites.
Una Madre calculadora y casi lejana y un Padre déspota y hasta cruel que lo hacen sentir insignificante, casi primitivo y que le plantean, como en cada regreso, la única solución a sus problemas: penitencia eterna, encierro en el baño hasta que aprenda, junto a todos los “rubencitos” que retornan cíclicamente.
Pero sobretodo se encontrará con él mismo, con... Rubencito. Con ese niño espantado que observa, como en una película sinfín, sus futuros fracasos y sus regresos eternos a ese círculo dantesco llamado infancia.



sábado, 14 de mayo de 2011

VISIÓN ARTÍSTICA DE LA PUESTA EN ESCENA

Elegir “La casita de los viejos” fue tarea fácil. Estamos ante un texto compacto y  sintéticamente desarrollado desde lo literario en forma perspicua y simple. En definitiva, estamos ante la obra de uno de los mejores autores del teatro nacional contemporáneo: Mauricio Kartun.
La decisión de presentar esta obra responde a una reacción primaria que suele sucederme cuando leo un texto teatral: si al cabo de la tercera lectura el escrito sigue emocionándome como la primera, entiendo que tengo ante mí, una historia maravillosa para contar.
Este drama, de concepción onírica, se presenta ante el espectador con un lenguaje claro y con imágenes y sensaciones comunes a la mayoría de nosotros, lo que lo convierte en una historia asequible. Quien presencia esta obra, encuentra más de un punto en común con situaciones de su propia vida.
La estética que intento reflejar en la puesta en escena entonces, responde a lo anteriormente expresado.
La unificación de colores y lo abstracto de la escenografía lleva al espectador a entender, casi en forma inmediata, que está frente a imágenes que no responden a una realidad concreta, sino a la imaginación del protagonista.
Es premisa de esta puesta que la palabra y los sonidos sean los elementos a destacar, sin desvalorizar por cierto, las imágenes y climas que se generan sobretodo con las luces.
Para realizar esta puesta, he trabajado con los tiempos y las posibilidades que puede ofrecer un trabajo independiente. Uno o dos ensayos semanales de tres horas que se vienen realizando desde junio de 2010 hasta la actualidad.
Es fundamental, en mi rol de director, tratar de transmitir a los actores y técnicos qué y cómo quiero contar esta historia teniendo en cuenta que el porqué surge de cada integrante, de manera tal de poder sustentar su propio trabajo.
Desarrollada esta primera instancia, fundamenté a los actores cuál es la concepción de mi puesta en escena para que los mismos revelaran sus personajes en un ámbito que les sea oportuno.
Como expresé anteriormente, es prioridad en mi puesta, el valor de la palabra, por lo cual trabajé durantes varios encuentros, la lectura del texto para que los actores descubrieran sus propios sonidos, que serán característica básica de sus personajes.
Posteriormente, se desarrolló en forma cronológica, las diferentes escenas que componen la obra para sostener en conjunto, los tiempos de la puesta.
Resuelto entonces el espacio y los tiempos por donde se moverán los personajes, comenzamos a componer la estética de los mismos (Vestuario, elementos a utilizar) de acuerdo a mi criterio y a lo que sentían los actores.
Medianamente resuelto este punto, me dediqué a trabajar con dos “personajes” que dan marco a cualquier estética teatral: La luz y la música y/o sonido.
Parte fundamental entonces de la puesta, dichos componentes cerraron el círculo narrativo sobre el escenario.
Quiero destacar, como parte fundamental de mi trabajo, que más allá de todo dato técnico, intento insuflar en todos los integrantes de este proyecto, la necesidad de contar una historia a la gente y para ello, es menester que cada integrante tome como propia dicha necesidad.
Sin duda, será el espectador quien cierre esta mágico y antiguo ritual pero esa será otra historia. La más importante.
  

SERGIO BERMEJO

DIRECTOR

jueves, 12 de mayo de 2011

Comentario de la obra de Hugo Mujica - Ensayista y poeta.

En verdad no conocía nada sobre los actores, fui en principio porque La casita… era la única obra de Kartun que no había visto, mientras que las otras las vi casi todas más de una vez, con escuchar el texto me daba por cumplido, no pretendía más. En fin, se hizo la luz y allí sí reconocí alguno de los actores, en particular a Bermejo a quien vi en muchas otras obras, a Fracchia no lo recordaba pero ya se fijó en mi memoria: su actuación me pareció impresionante, es decir, inimaginable fuera del personaje a quien uno está viendo. Ambos, Bermejo y Fracchia, logran, sin remarcarlo, dar la figura arquetípica, las resonancias históricas, y no sólo la de ese padre e hijo singular. La obra no necesita que lo diga yo que es excelente, la puesta -que es parte sustancial de una obra como esta en la que el texto se apoya en silencios y sugerencias más que en relato- me gustó muchísimo; quizá la escenografía es en demasía pobre y esquematizada, sobre todo comparada, por ejemplo, con el vestuario, que guarda cuidado y realismo; también la iluminación, algo más explotada, podría agregar; la música tan bien puesta como elegida. En fin, me pareció entera, orgánica, un don que les agradezco.

miércoles, 11 de mayo de 2011

CRÍTICA de ¨Crítica espectaculos¨

Teatro: La Casita de los Viejos

PUBLICADO POR JOUD MARTES 31 DE MAYO DE 2011 
A veces llega un momento en la vida en que las angustias transcurridas en la infancia nos atormentan, hasta en nuestro lugar más querido.

Volver a la casita de los viejos.
Rubén, regresa a su casa de la infancia, allí recuerda situaciones conflictivas y dolorosas, pero no lo puede evitar y siempre vuelve para encontrarse con una familia disfuncional, que ya no está.


Sergio Bermejo, brilla como actor y director en ésta obra dramática que nos cuenta como nuestra actividad psíquica nos lleva a espacios afectivos que nos dan pesar y angustia, pero que como nuestra necesidad de amor es tan grande, decidimos aferrarnos a ese pasado tortuoso, para reconocernos en el presente. Vamos a buscarnos, a ver que encontramos y, aunque a veces sabemos lo que hay, igual nos refugiamos. En ésta puesta nuestras mentes están frente a un alma herida, que se abre para mostrarnos lo que siente.

“La casita de los viejos”, de Mauricio Kartun, nos cuenta la historia de Rubén (Gustavo Frachia), que vuelve a su hogar después de 62 años, habla con sus padres ausentes, recuerda, sufre, llora y ve como a ellos también les pasa igual. Lo culpan, lo subestiman, lo maltratan, pero los necesita para saber sobre él, para conocerse en su presente incierto. Da rienda suelta a su inconsciente reprimido y hace explícito lo guardado por años. O, tal vez, es solo su imaginación que lo persigue.

Cada uno de los protagonistas: Gustavo Frachia, Sergio Bermejo, Alejandra Maiolatesi, Iris Recarte, Giuliana Regazzoni, Martín Fonseca y Eugenia Sirri, reflejan en forma gestual y verbal la intencionalidad del mensaje. El grupo teatral independiente TEDRYS, presenta éste, su primer proyecto con gran profesionalismo ya que, los silencios y las interpretaciones cargadas de emociones les dan un contexto realmente conmovedor a la propuesta.

Recomendada.

Calificación: Muy buena
Por Estela Gómez

martes, 10 de mayo de 2011

CRÍTICA de ¨Mundo T¨

Dijo Daniel Lema, ¨Mundo T¨: 
Sergio Bermejo trae una nueva versión teatral de la obra de Mauricio Kartun. El texto cuenta con una enorme contundencia las memorias de un hombre que sucumbe a sus recuerdos traumáticos al regresar a la casita de los viejos.

Se cumple el objetivo con claridad y efectividad a pesar de que no es nada fácil dar vida a los personajes, siendo fiel al espíritu surgido de la base creativa del autor.
Brillan interpretando sus roles Gustavo Fracchia como Rubén, protagonista de la historia, y Sergio Bermejo en el rol de padre.

La obra esta muy bien construida desde el recorrido dramático y los vínculos visibles de personajes que son prototipos identificables popularmente. Mediante esta propuesta se logra atrapar rápidamente al espectador.
Por otra parte si bien la escenografía no es el elemento que mejor acompaña, la distribución y la utilería es minuciosa y dedicada en función de anclar la obra en el tiempo.

El volver al ayer con la mirada del ser presente, resulta ingrediente ágil y moderno para explorar los laberintos difusos de la memoria y los recuerdos más peligrosos que toman vida una y otra vez para que interactúen mediante la rigurosa construcción poética del dispositivo teatral.

Agradable hazaña teatral lograda por el director de este grupo teatral que pone sobre su hombro el caminar de una pieza compleja.


lunes, 9 de mayo de 2011

CRÍTICA de¨Luna Teatral¨

Dijo María de los Ángeles, ¨Luna Teatral¨:

Mauricio Kartún estrena la casita de los viejos1, en un marco por de más significativo para el teatro argentino; Teatro Abierto en su segundo año de vida, en 1982, año también distinto y cargado de una semántica nueva a través de la violencia institucionalizada, legalizada esta vez por una guerra, la de Las Malvinas, aquellas islas lejanas, las hermanitas perdidas, como nos vendía el discurso perverso de la dictadura militar. La lectura de aquella puesta primera, era en ese contexto, un ida y vuelta entre la violencia impuesta desde el afuera y el recuerdo de una manera familiar que no ocultaba su temor y desagrado al distinto, a quien se le ejercía violencia desde el amor, a aquél que necesitaba salir de la claustrofobia de que otros decidieran lo mejor para él. Sin embargo, envuelto en ese modo de ser, el personaje de Rubén, vuelve a ese pasado que lo angustia y que pesa demasiado como para permitirle ser feliz. El trabajo temporal que realiza Kartún, imponiendo un tiempo ido, que además se encuentra con el fracaso de su futuro, se establece a través del desdoblamiento del personaje en el niño y el sesentón. Tema tanguero2 por excelencia, lo que pudo ser y no fue, el dolor de ya no ser. La soledad es la recompensa de aquel que se atreve a contrariar el camino impuesto, y atraviesa la vida a contrapelo de lo que la sociedad considera el “deber ser”. En aquél contexto hablaba también del exilio, el impuesto, y el propio; que añora con un pasado que dejó por intolerable, pero al que sin embargo, vuelve una y otra vez, con el deseo de exorcizarlo, de mutarlo en otro. 


La puesta que llevaron adelante en el espacio de Liberarte el Grupo Teatral Tedrys3, dirigido por Sergio Bermejo, con un juego escénico que logra a partir de las actuaciones la empatía del espectador, impone la mirada desolada y profunda del texto de Kartún, y lo lleva al límite de un realismo casi expresionista. Las actuaciones tienen momentos de excelencia que logran transmitir, ya no desde la palabra sino desde la gestualidad y el uso del cuerpo, la carga de fracaso resignado de los personajes. Porque si Rubén es el iceberg, aquél que vuelve una y otra vez a un pasado que explique su presente, en ese pasado el fracaso ha atravesado los sueños de todos los fantasmas que lo habitan. La pieza de poca duración, como requería el espacio de enunciación, condesa sin piedad a la memoria, el núcleo de una sociedad, la familia, que fomenta y reproduce la falta de libertad. Pensar, pensar, quien necesita pensar le dice la madre a Rubencito, en uno de esos raccord que construyen la estructura de la obra. Desde aquél mundo del ‘82 hasta hoy, muchos otros fantasmas y fracasos nos acosan, y miles de Rubencitos vuelven su mirada hacia atrás a reencontrase con las promesas incumplidas, con los verdugos de sus sueños, para por fin reconciliarse con sus miedos y apostar hacia delante, hacia el camino a construir.